Fui al Oxxo, regresé, y a Turquía ya le habían golpeado el Estado. Estaba a nada de superar la negra noticia de los muertos masacrados en Niza y pum: esto. Ya no se puede ir al Oxxo tranquilo carajo. Me emputas mundo. Tanto. Ya no se puede distraer uno porque: el apocalipsis. Caray. Anda uno buscando tranquilidad y ¡mocos!: que se nos muere el gorila Bantú en Chapultepec (ya cayó un rinoceronte también), echamos la cabeza pa delante y ¡madres!: gasolinazo, se quiere relajar uno y ¡tómala!: el ISIS.
A mi me da un algo la inestabilidad. Entro en shock. Nunca he podido comprender bien a esos que a la primera de cambio arriesgan la vida así como si de canicas se tratara. Esos que tiran el cuerpo al primer hervor. A mi si me quitaran la vida me perjudicarían mucho. Solo tengo esta. Es por eso que encuentro inexplicables a esos los suicidas. Los inmoladores. Los «kamikazes» de cuerpo completo. Mira que quitarse lo único que hay irretornable (eso y el tiempo) a cambio de un par de ideas chuecas, lo encuentro indescifrable. Y a mi las cosas que no tienen explicación me dan pavor. Tener que llegar a esos extremos. De veras.
¿Ha usted entablado conversación alguna vez con algún extremista?. Y con extremista no me refiero a algún lejano yihadista, no. Me refiero a uno de estos nuevos terroristas de la moral mal llamados “animalistas”. Esos que van por las calles recogiendo perritos, gatos y plantas, y que se han adueñado de nuestros “muros” en Facebook. Son la cosa más molesta del universo. No hay Testigo de Jehová, ni vendedora de Avon que los supere (#cosaseria).
Usan argumentos tan poderosos como:
-Los animales también tienen “sentimientos” eh…
Batea esa Darwin.
o
-Los perritos no tienen raza. Eso es discriminación. Cada perro es único. #todossomosperros.
Cómete esa genética.
Todo esto dicho mientras devoran un taco de carnitas bañado en salsa roja. Una chulada de oxímoron.
Bueno la cosa no iba contra ellos. Ya habrá tiempo. La ejemplificación venia al cuento porque entre más veo (más bien leo -y de lejitos-) las calamidades interminables que como especie nos ocasionamos, menos entiendo algo. Parece ser que como especie nos hemos dado a la tarea ardua de acelerar nuestro proceso de extinción (nos ahorraremos el meteorito), me temo. Si hubiese un Dios, ya nos hubiera negado primero él a nosotros. En eso sí creo.
-Espérate Pedro, aquí el que no te conoce soy yo.
Palabra del Señor.
Me preguntaba un amigo que si cómo veo yo la situación. Que si cuál era mi lectura (claro, siendo el pedazo de analista que soy). Que si Erdogan merece el apoyo del pueblo. Que si la restauración del Imperio Otomano. Que si la desestabilización de Oriente Medio. Que si el ISIS, que si la OTAN, que si Obama y Putin. Que si Trump y la Fox News… Lo paré en seco. Córtale mi chavo. No has podido descifrar correctamente ni el 30 por ciento de la situación social en tu país ¿y te quieres poner a hablar de Turquía?. Tendrás valor. No me toques las bolas.
¿Qué no?.
…
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