No hay nada que podamos hacer. Estamos en el pedo de nuestras vidas. Tremenda debacle existencial. Inevitablemente la historia ya nos juzgará como la generación que alguna vez eligió a Trump y Peña Nieto como líderes de la especie humana. Pasaremos a ser «esos güeyes». Los que colocaron como capitanes del barco a un copetudo analfabeta y a una botarga racista. Seremos esa “generación”. ¡Oso histórico mil!.
Los que se quedaron mirando –con pavor y antipatía- desde la complicidad de nuestros Feisbuks y Tuiters, esa grotesca y amorfa tertulia que fue la reunión de estos dos (personajazos) en los Pinos. Fue un capitulo más de “La Rosa de Guadalupe” versión realidad aumentada (en general el universo entero es una Rosa de Guadalupe, pero más agraviante, más humillante vaya). La cosa es que, esta generación nuestra de los Peña y los Trump, de los Bush, los Calderones, Salinas, Niños Verde, y cuantos se acumulen, estará ya condenada a la burla histórica.
Creo firmemente que en algún tiempo futuro (no sé, digamos el 2360 d.c.), los maestros y profesores de la raza humana en esos días nos usaran como ejemplo en los libros de texto como “todo eso que no se debe hacer”. Y asustarán a los niños con historias macabras como Ayotzinapa, Tanhuato, Nochixtlán y la posibilidad de darle los códigos de las bombas atómicas al güey que salía en The Apprentice. Estamos en aprietos. Porque aparecerán nuestras fotos (la mayoría con racimos de flores en la cabeza, orejas y lengua de perro, los ojos saltones, o un arcoiris saliendo de nuestras bocas) en esos libros de texto. Sí, habrá la foto de alguno de nosotros (qué nervios saber quién) frente al espejo del gimnasio escupiendo un arcoiris con un letrero de “aquí mamándome”, en el capitulo III de “Historia de la Tierra Moderna”.
Si algo nos ha confirmado la evolución –día con día- es que Voltaire tenia razón cuando afirmaba que: “la civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó e hizo más cruel y bárbara”. Digamos que simplemente nos remasterizó. El humano luego se asume como un ser superior de amplio intelecto. Capaz de dominar el mundo, el tiempo, la evolución, la existencia. Que terrible cosa. El otro día vi a un encargado del Oxxo incapaz de perdonarle 2 pesos a una señora que compraba leche. El apocalipsis, ya saben.
¿Hay remedio?. Pues bien. Sin golpearse el pecho. NO. Leía con fervor y éxtasis algunos de los tuits de la raza común, y también de la intelectual (ya sabe, los Castañedas, los Krauze, los Chumel Torres), y el común denominador era esta idea sensiblona de que nuestros políticos no nos defendían del malvado tirano Trump. Esta colectiva idea de que lo que necesitamos son políticos más huevudos que nos defiendan de los malos. Así. Guardaespaldas.
La verdad de las cosas es que la respuesta es más sencilla. ¿Podemos hacer algo para que Trump no gane la presidencia estadounidense?. No. Ni es nuestro país, ni nos dejan votar, ni les importa un carajo nuestra opinión. Así que relájese y simplemente disfrute el show. Respete el derecho ajeno. No hay nada que se pueda hacer. ¿Sabe que es lo irónico?. Que si por alguna extraña conspiración universal se nos permitiera votar -escuche esto-: votaríamos por Trump. *Entra Peña Nieto, voltea a la cámara y dice “hola”.
Nosotros, los expertos en votaciones, en elecciones de candidatos prósperos, somos los mismos de los 70 años PRIístas que regresaron al viacrucis. Los de los Borges, Duartes, y Moreiras. Los de Calderón y –quizás otra vez- Calderona. Los del niño Velasco, Eruviel y Yunes. Somos esos que siguen creyendo que el Partido Verde sí es ecologista y sí es partido. Los que no han sacado de Sinaloa al PRI en: ¡nunca jamás!. Los que regresaron al hijo de Murat en Oaxaca de gobernador. Somos esos 150,328 votos que recibió el PRI en la Ciudad de México (este 2016) para la Asamblea Constitutiva, los 54,963 de “Nueva Alianza”, y los 33,306 del Verde. Somos también los 929,485 votos (30.29%) para el candidato del PRI en el Veracruz de Duarte. Eso somos chavos. Los 19,226,784 (38.21%) que le dieron al copetudo la presidencia. Los que nos espantamos con las elecciones de otros en otras latitudes. Pero las nuestras ni me las toquen.
Regresando a la pregunta: ¿podemos hacer algo?. Quizá sí. La próxima vez que utilice como argumento válido que el atractivo físico (y la esposa artista) es requisito fundamental en un presidente de la república, dese un tiro. La próxima vez que vaya usté a una urna y tache al PRI, cierre su Tuiter, despídase de su Feisbuk, y ahórrenos el pancho.
Ojalá sea tu cara y tu foto en esos libros de Historia.
Puto.
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