“El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar…” Aquella frase de Galeano -inmune al tiempo- esquematiza la realidad actual de nuestras sociedades. Hoy en día, el mundo se debate entre soluciones binarias que solo consiguen dividirnos más. El mundo entero es hoy un Brexit. Siempre lo ha sido.
Ese debate –el de la democracia- se lleva acabo hoy en las Redes Sociales. Se combate entre los jóvenes y -sobretodo- entre la clase media. Es -por fin- el empoderamiento de la clase media como medio de comunicación masivo. Tanto como productor como consumidor de información. Sí, chairos anticapitalistas, el Facebook ya está aquí. Llegó para quedarse. 46 millones de usuarios activos en México (reportan las estadísticas para Facebook), y se prevén 50 millones para el final de año. Casi 1 de cada 2 mexicanos lo utiliza. Sí, para subir la foto frente al espejo antes de ir al gimnasio, pero también para compartir el meme de Peña Nieto disfrazado de Salinas, o para dar like al video donde confunde las capitales o hace el oso frente a sus símiles de Canadá y Estados Unidos. La revolución está aquí chamacos.
Creo, por un chingo de razones, que la verdadera batalla de la democracia es ésta. La de la clase media en el Facebook. Espérense tantito y les explico. Verán, los chairos de la vieja escuela dirán que Televisa, los medios tradicionales, y los poderes fácticos, y la mano que mece la cuna. Pero, párenle a su tren del mame, que ese es exactamente el punto. No es que aquellos ya no existan, es que ahora hay con que defenderse. Hemos encontrado en estas redes sociales el contrapeso que siempre faltó. Aquellas montañas de mentiras de las que hablaba Chomsky y que han sido el pan de nuestra existencia, pues, hoy pueden ser desterradas.
Lo que yo creo es que la batalla es ésta. Y está aquí. La verdadera revolución chaira posible es la del Facebook. Sí, que algún día las cosas podrían cambiar y estar mejores porque a alguien se le ocurrió un meme de Peña Nieto confundiendo al Chapo con el Chepo de la Torre. Esta es la revolución que yo quiero. La del derrocamiento de la República a punta de memes. Se me enchinan los ojos. Tirar al gobierno con dibujitos de gatos enojados o frases cursis de Paulo Coelho. Maldita sea. Sí, eso quiero.
Sin embargo, la cosa es tramposa y –a veces- un tanto irónica. Pues se trata también de no confundirse. Y de no convertir el debate en más montañas de mierda. Ahí tienen a la clase media –tan revolucionaria y panchera- procreando #Ladys y #Lords al por mayor. Usando las redes sociales para encarcelarnos entre nosotros mismos por estacionarnos en doble fila o por usar botes de basura como reservas de aparcamiento en las aceras de nuestras casas. No me mame. Levantamos una piedra y ya hay un #Lord que no quiso levantar las poposes de su perro en el parque. Y pues claro: a la hoguera.
No, mis queridos chairos del alto mundo intelectual, no se asusten. No es que aquello de los #LordsAudi que con guaruras golpean transeúntes no sea sustancial. Sino que –me parece- se corre el riesgo de caer en la propaganda establishment (y barata) de que el problema nunca ha sido el sistema, sino el sistematizado. Nosotros. Paradoja Orwelliana. Tremenda contrariedad –y riesgo-. Y es que, no es que no esté bien denunciar al prepotente que atropella ciudadanos con su Rolls Roys, sino que hay que tener cabeza para diferenciarlo del que -mediante sus usos y costumbres- defiende la acera de su casa, o se pasa un semáforo, o olvida recoger las cacas de sus perros.
Temo que el debate de la democratización de esta benemérita clase media, se ha convertido en un absurdo y mediocre discurso de moralismo barato y civismo sensiblón que nada aportan. Temo que la revolución chaira del Facebook, y el derrocamiento de la República se vayan al carajo por tanto beato persignado que jamás se ha estacionado en doble fila, o haya invadido el carril de las bicicletas, o haya querido madrear a algún sufrido «animalista» (gusto pulposo). O -porqué no- le haya mandado una foto en pelotas a su vieja/o.
Ora resulta.
Luego le seguimos.
Cositos.
…
That is the question,my friend!